En el reinado de Pedro IV (1336 - 1387) los judíos de Mallorca y Menorca cultivaron las ciencias, pero sobre todo, destacaron en el campo de la cartografía y creación de instrumentos náuticos. Abraham Cresques, de Palma, y su hijo Jehudá eran célebres por sus mapamundis; otros cartógrafos fueron Jayim Ibn Rish, Gabriel Vallsecha ( quien en 1439 diseñó el mapa que debía orientar a Américo Vespucio) y Mecia de Viladestes.

En la matanzas de 1391 perecieron más de 300 judíos; otros huyeron de la isla. Los demás fueron bautizados por fuerza. Hubo un intervalo pacífico con Juan I, que les dio cierta autonomía. Los que se libraron de las persecuciones de 1391 fueron atacados de nuevo en 1435, acusados de crímenes. Fue preso y atormentado Rabí Astruch, rabino mayor, así como el Rabí Ibn Salili, el Rabí Farrig y el Rabí Stelatar, maestros de la sinagoga de Palma, y todos ellos fueron condenados a la hoguera. Se apoderó el pánico de la judería y huyeron refugiándose en las montañas de Lluch. Así quedó destruído el call de Mallorca y lo mismo la única sinagoga que allí quedaba.

Sólo permanecieron los conversos, que en realidad seguían practicar el judaísmo en secreto y les llamaron "chuetas".

En 1488 al establecerse en Mallorca el Santo Oficio, concedió una amnistía general a todos los judíos que solicitasen perdón de su apostasía, admitiendo a los arrepentidos en la iglesia a cambio de cuantiosas multas.

En el siglo XV habían 35 calls en todo el territorio de la Corona de Aragón, 8 en Cataluña, 5 en el Reino de Valencia, 22 en el de Aragón y la comunidad de Mallorca.

El año 1492 es fecha de triste recuerdo para los judíos españoles. El Edicto de los reyes Católicos y el Inquisidor Torquemada ordenaba en forma terminante la expulsión de los judíos en ambas Coronas.

Un fenómeno digno de interés es el de la emigración masiva de conversos por la frontera catalano-francesa en el año 1608.



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Bibliografía consultada

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